lunes, 11 de noviembre de 2013

El valor de las palabras.

Hace muchísimo tiempo que no escribía en el blog, pero aún así me quedan ideas por expresar. ¿¿Sabéis por qué nunca hay que dejar de escribir? porque las palabras son la mejor fuente de expresión. ¿ Expresar qué? Infinidad de cosas, sentimientos, pensamientos, comentar lo simple de cada situación o lo esencial de cada momento. Es eso que dicen que muchas veces una mirada vale más que mil palabras, que las palabras se las lleva el viento y no tienen ningún valor si no se hacen realidad. Pero no es del todo verdad. Las palabras, una vez dichas, se meten en la cabeza o en el corazón y no hay quien las saque de ahí. Te pueden causar dolor, alegría, duda, indiferencia, felicidad, excitación, estremecimiento, pero algo siempre hacen, y nadie de ha parado a pensar en la función que un simple conjunto de letras puede tener en nuestras vidas. Las usamos a cada segunda, casi sin querer, las manipulamos, las despreciamos muy a menudo, las sobrevaloramos en escasas ocasiones, lascambiamos, incluso nos inventamos otras muchas, y sin embargo siguen ahí, fiel a nosotros, mostrándonos su amor eterno hacia esas personas que saben utilizarlas, que tienen en su vocabulario las más bellas palabras para que así las personas que las escuchan quedan enamoradas de ellas y así de alguna forma conseguimos guardarnos en el corazón de alguién. 
Todos muchas veces a lo largo del día usamos palabras que desagradan a los demás, que son hirientes para muchos, incluso para nosotros mismos, pero es una forma de desahogar la furia o la tristeza que llevamos dentro,aunque muchas veces las utilizamos casi sin querer porque están metidas en nuestra forma de hablar. Sin embargo, a pesar de que yo también formo parte de ese grupo de gente, me gustan las palabras que me hacen sentir algo diferente de tal forma que me hagan pensar en ellas todo el día, o toda la vida. Esas palabras son las que van marcando el lado bueno de tu vida, y la de los demás.

sábado, 12 de enero de 2013

Rellena tu vida con sorpresas.

Un poco de ilusión, abundancia de motivación, y ausencia de negatividad . Unos ingredientes perfectos y esenciales para llevar a cabo cualquier cosa, lo que sea. Que la imposibilidad no te abrume, porque no existe, sólo existen las cosas improbables, y sólo depende de ti que esa improbabilidad salga a la luz. Reflexiona, y mide la cantidad de esfuerzo que eres capaz de usar con tal de conseguir lo que quieres. Nadie  más que tú sabrá la satisfacción personal que se siente al cumplir algo que llevas pensando mucho tiempo. También debo decir que las cosas no se consiguen en un abrir y cerrar de ojos, porque ya se sabe, las cosas sin esfuerzo no tienen valor. Cuanto más tardes en cumplir algo, más durará tu orgullo y felicidad al cumplirlo. 
Sueña, ama, lucha, cae, llora, levanta, sonríe, y sobre todo, haz sonreír, porque no hay nada que compense más tu vida que una sonrisa de una persona que aprecias y quieres. ¿O acaso nos quedamos indiferentes a las emociones ajenas? Tu felicidad es directamente proporcional a la actitud de los de tu alrededor. Y además las cosas son más fáciles  con ellos, o al menos más divertidas. Vale, volvamos a la realidad. No todo depende de ti para cumplir lo que realmente quieres. Puedes tener la ilusión por las nubes, ganas eternas por cumplir algo, pero eres tan sumamente dependiente de la gente, que todo se destruye con un simple 'NO' de alguien. Da igual quién sea, un no ya te hace pensar dos veces en lo que un día no pensaste ni una, simplemente con tus propias ideas supiste que sería un proyecto genial. Y es que hay gente que se pasa la vida pensando cómo hacer feliz a la gente, pero porque viven para eso. Parece como si su corazón bombeara con cada sonrisa de la gente. Pero ¿realmente eso es bueno? es decir, no hay nada más maravilloso que sentir que la gente es feliz gracias a ti, pero... ¿eso te hace persona? Esa gente no conocen realmente la felicidad, siempre la ven reflejada, pero nunca la sienten en su interior. Es lo que tiene la vida, que unos reciben más de lo que merecen, y otros se quedan escasos de agradecimientos.