sábado, 12 de enero de 2013

Rellena tu vida con sorpresas.

Un poco de ilusión, abundancia de motivación, y ausencia de negatividad . Unos ingredientes perfectos y esenciales para llevar a cabo cualquier cosa, lo que sea. Que la imposibilidad no te abrume, porque no existe, sólo existen las cosas improbables, y sólo depende de ti que esa improbabilidad salga a la luz. Reflexiona, y mide la cantidad de esfuerzo que eres capaz de usar con tal de conseguir lo que quieres. Nadie  más que tú sabrá la satisfacción personal que se siente al cumplir algo que llevas pensando mucho tiempo. También debo decir que las cosas no se consiguen en un abrir y cerrar de ojos, porque ya se sabe, las cosas sin esfuerzo no tienen valor. Cuanto más tardes en cumplir algo, más durará tu orgullo y felicidad al cumplirlo. 
Sueña, ama, lucha, cae, llora, levanta, sonríe, y sobre todo, haz sonreír, porque no hay nada que compense más tu vida que una sonrisa de una persona que aprecias y quieres. ¿O acaso nos quedamos indiferentes a las emociones ajenas? Tu felicidad es directamente proporcional a la actitud de los de tu alrededor. Y además las cosas son más fáciles  con ellos, o al menos más divertidas. Vale, volvamos a la realidad. No todo depende de ti para cumplir lo que realmente quieres. Puedes tener la ilusión por las nubes, ganas eternas por cumplir algo, pero eres tan sumamente dependiente de la gente, que todo se destruye con un simple 'NO' de alguien. Da igual quién sea, un no ya te hace pensar dos veces en lo que un día no pensaste ni una, simplemente con tus propias ideas supiste que sería un proyecto genial. Y es que hay gente que se pasa la vida pensando cómo hacer feliz a la gente, pero porque viven para eso. Parece como si su corazón bombeara con cada sonrisa de la gente. Pero ¿realmente eso es bueno? es decir, no hay nada más maravilloso que sentir que la gente es feliz gracias a ti, pero... ¿eso te hace persona? Esa gente no conocen realmente la felicidad, siempre la ven reflejada, pero nunca la sienten en su interior. Es lo que tiene la vida, que unos reciben más de lo que merecen, y otros se quedan escasos de agradecimientos.