miércoles, 23 de julio de 2014

The truth hurts, and lies worst.

La verdad y la mentira, dos conceptos muy difíciles y ambiguos. Ambos tienen un poder casi mortal, pueden destruir tu moral en tan sólo un segundo, una milésima de segundo. Al principio, la mentira no duele, pues nos la tragamos y vivimos felices, en nuestra vida aparentemente bonita. Las personas se dedican a sacar sus otras caras para que no seas consciente de lo que hay detrás y entonces hacer jaque mate, jugártela hasta matar. Pero la mentira tiene las patas muy cortas, y tarde o temprano todos nos enteramos de todo, absolutamente todo en este mundo escaso de intimidad y de vida propia. Así que, de un momento a otro, ZÁS, todas tus ilusiones, tus proyectos, tus pensamientos, tus opiniones, todo se desmorona como una montaña de arena, como un vaso lleno y le cae la última gota de agua, de agua o de sangre. 
La verdad y la mentira son términos muy unidos pero que a la vez se apuñalan el uno al otro. La mentira es la ausencia de verdad, y la verdad es la caída de la mentira. Además juegan dos papeles completamente distintos: la mentira es la traidora y suave cuchillada en toda la espalda, y la verdad es el pujante arañazo que a veces sangra y escuece, pero que a la larga se cura y se supera. 
Ambos tienen la misma solución: fuerza de voluntad, ánimo, y sobre todo valentía para afrontar cada mentira descubierta, cada verdad mal contada, cada secreto dañino, cada herida profunda, cada palabra sentida, cada paso dado en falso. Hay que seguir adelante a pesar de todo lo vivido, y sobre todo lo más importante: Reirte de cada problema, y darle la justa importancia. 
La verdad duele, pero la mentira mata. Soy de las que piensa que mejor una tirita en el momento que un torniquete en uno años, porque al final de toda la historia todo sale a la luz: los buenos no eran tan buenos, los malos resultaron tener corazón, los que juraban quererte deseaban tu caída y los que empezaron riendo acabaron llorando.
Al pasar el tiempo, se entiende que, a pesar de todo lo llorado, lo reido, lo mentido, lo sentido, lo pensado, tú sigues ahí, con armas para defenderte en el próximo ataque, porque lo jodido que tiene la vida es que los problemas son una cadena perpetua en tu trayecto personal, son eternos, insensibles e inoportunos. Pero ahí estarás tú ahí para abatirlos con tus lecciones tomadas, tus experiencias vividas, tus lágrimas lloradas, porque todo eso, al final del túnel, sirven para hacerte más fuerte.
Así que, por muchas mentiras que te digan,por muchas verdades que te escondan y luego descubras, por mucho que intenten tirarte por tierra, permanece alerta, vive y siente, pero con cuidado, siempre hay alguien al acecho, apuntando y pulsando el gatillo.
Nada más que decir, de verdad, de corazón.

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